Los científicos relacionan cada vez más el aumento de las enfermedades alérgicas con el nivel de vida de la población. Del análisis de los datos se han extraído conclusiones interesantes: en los países con un alto desarrollo económico, las alergias son varias veces más frecuentes que en las regiones con bajos ingresos. A primera vista, esto puede parecer paradójico, ya que los países desarrollados ofrecen un alto nivel de medicina y acceso a productos de calidad. Sin embargo, esto es precisamente lo que puede desempeñar un papel clave.
La razón principal reside en la «hipótesis de la higiene». La vida moderna en condiciones de limpieza, contacto mínimo con bacterias y uso activo de antisépticos reduce la carga del sistema inmunitario. El organismo ya no está expuesto a muchos irritantes naturales, lo que lo hace más vulnerable a sustancias inocuas como el polen, el pelo de los animales o los alimentos.
Otro factor es el uso generalizado de productos químicos. Los productos químicos del hogar, los cosméticos y los aditivos de los alimentos suponen una carga adicional para el organismo. El contacto constante con componentes artificiales puede provocar una reacción del sistema inmunitario, que a la larga desemboca en manifestaciones alérgicas.
No hay que olvidarse de los antibióticos. En los países desarrollados se utilizan mucho tanto en medicina como en agricultura. Los antibióticos alteran el equilibrio de la microflora en el organismo, lo que afecta directamente al estado de inmunidad. Como resultado, el sistema inmunitario empieza a reaccionar ante sustancias inofensivas, percibiéndolas como una amenaza.
La contaminación atmosférica también desempeña un papel importante. A pesar del alto nivel de vida, las grandes ciudades sufren a menudo de smog, gases de escape y emisiones industriales. Estos factores provocan procesos inflamatorios en las vías respiratorias, haciéndolas más susceptibles a los alérgenos.
El problema se complica aún más por el hecho de que los habitantes de los países desarrollados son más propensos a llevar un estilo de vida sedentario y a consumir alimentos procesados. Estos factores debilitan el tono general del organismo, haciéndolo más susceptible a los estímulos externos.
Así, el crecimiento de las alergias es una especie de pago por una vida cómoda. Para minimizar los riesgos, merece la pena reforzar la inmunidad, dar preferencia a los productos naturales, limitar el uso de productos químicos en el hogar y cuidar la salud del sistema respiratorio.
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