Todos los padres se han enfrentado al menos una vez a una situación en la que su hijo de repente empieza a morder: a la abuela, a mamá, a papá o a otros niños. Este comportamiento puede parecer inesperado e incluso alarmante, sobre todo si antes el bebé era absolutamente tranquilo. ¿A qué se debe este comportamiento y qué hacer al respecto? Desgranémoslo.
Una de las razones más comunes por las que los bebés empiezan a morder es la dentición. Cuando a un bebé le empiezan a salir los dientes, le duelen las encías y le pican, y puede intentar aliviar las molestias mordiendo cualquier cosa que tenga a mano. En esta situación, es importante proporcionar al bebé juguetes especiales para la dentición y utilizar geles para las encías que le ayuden a aliviar el dolor.
Otra causa frecuente es el mal agarre al pecho durante la toma. Si el bebé se siente incómodo al mamar, puede empezar a intentar extraer leche apretando con fuerza las mandíbulas. Esto también puede hacer que el bebé empiece a morder a la madre. Para evitarlo, conviene asegurarse de que el proceso de alimentación sea cómodo tanto para el bebé como para la madre.
Además, morder puede ser una manifestación de estrés o de emociones que el bebé aún no sabe expresar correctamente. Si el niño ha sufrido estrés, por ejemplo, porque le han castigado o le han quitado un juguete, puede intentar morder para liberar la agresividad. En estas situaciones, es importante no castigarle gritándole, sino explicarle cómo puede expresar sus sentimientos de otras formas, como lanzando un juguete o gritando.
También hay que tener en cuenta que, por debajo de los tres años, los niños suelen empezar a copiar el comportamiento de los adultos. Si la familia gasta una broma, representando un mordisco o un abrazo con un «toque de dientes», el bebé puede tomarlo como una norma, sin darse cuenta de que morder a la gente puede ser doloroso. En este caso, los padres deben mostrar que morder es desagradable y ofrecer al niño formas más apropiadas de jugar.
No hay que olvidar la importancia de una comunicación adecuada con el niño. Si empieza a morder, en lugar de reñirle, ofrézcale formas alternativas de mostrar sus emociones, como abrazarle, besarle o jugar con juguetes. Poco a poco, tu hijo aprenderá a controlar sus actos y morder pasará a formar parte de su pasado.
En cualquier caso, es importante recordar que morder es una fase natural del desarrollo del niño que puede y debe tratarse con cariño, paciencia y comprensión.
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