¿Qué hay detrás de los antojos repentinos de comida?

La sensación de un deseo irresistible de comer algo específico es familiar para todos. A veces nos sentimos irresistiblemente atraídos por alimentos dulces, salados o grasos, y otras veces parece que estos deseos son incontrolables. Sin embargo, según los nutricionistas, detrás de estos impulsos se esconden señales reales del cuerpo que indican una carencia de ciertas sustancias.

El nutricionista Werner Winkler cree que estas preferencias alimentarias no son caprichos en absoluto. El cuerpo puede indicar sus necesidades de formas bastante inesperadas. Por ejemplo, el deseo de comer chocolate puede indicar una deficiencia de zinc, y el deseo de masticar mermelada o piruletas, una falta de selenio o glucosa. El cuerpo intenta compensar estas carencias enviando impulsos claros, aunque no siempre conscientes.

La escritora y experta en nutrición Marion Grillparzer enfatiza la importancia de aprender a distinguir entre el hambre y las necesidades emocionales. El estrés, la ansiedad o la fatiga a menudo se disfrazan de un "apetito brutal". El hábito de comer alimentos poco saludables para lidiar con las emociones puede convertirse en un círculo vicioso. En lugar de luchar contra tu cuerpo, debes escucharlo; quizás no te pida comida, sino descanso o recuperación.

Algunos antojos tienen una explicación fisiológica bastante clara. Por ejemplo, la falta de hierro puede provocar un fuerte deseo de comer carne o incluso una hamburguesa. Sin embargo, los productos animales no son la única fuente de hierro: las legumbres, la avena y las verduras de hoja verde ricas en este microelemento pueden ser una excelente alternativa. Las espinacas y las lentejas son especialmente útiles en este caso.

El gusto por los alimentos salados (papas fritas, galletas saladas, encurtidos) también tiene su razón de ser. La mayoría de las veces, se asocia con una deficiencia de sodio. En lugar de refrigerios ricos en calorías, puedes simplemente beber agua con sal o comer un puñado de aceitunas: el cuerpo recibirá la sustancia necesaria sin estrés excesivo.

Y un deseo constante de dulces no es solo una debilidad. La deficiencia de selenio y glucosa nos hace vulnerables a picos bruscos de azúcar en sangre. En lugar de mermelada, elige frutos secos: no solo son ricos en azúcares naturales, sino que también contienen potasio y fibra. Comprender las necesidades de tu cuerpo es el camino hacia una alimentación más consciente y armoniosa.