La lactancia materna reduce el riesgo de cáncer en las mujeres

Los científicos llevan mucho tiempo prestando atención al impacto positivo de la lactancia materna en la salud de las mujeres. Una nueva investigación confirma que la lactancia materna no sólo aporta al bebé todos los nutrientes necesarios, sino que también reduce significativamente el riesgo de desarrollar tumores malignos en la madre, en particular cáncer de mama.

Expertos canadienses analizaron datos médicos de 6.000 mujeres a las que se les diagnosticó una mutación en el gen BRCA1. Este gen, en su estado normal, ayuda al organismo a identificar y eliminar las células malignas, pero cuando muta, pierde sus propiedades protectoras y, por el contrario, contribuye al desarrollo de procesos oncológicos. Las mujeres con esta predisposición genética tienen un riesgo particularmente alto de desarrollar cáncer de mama.

Sin embargo, resultó que incluso en presencia de este trasfondo genético peligroso, la lactancia materna tiene un poderoso efecto protector. Las mujeres que amamantaron a sus hijos durante más tiempo tuvieron significativamente menos probabilidades de desarrollar cáncer. El estudio encontró que entre aquellos que no tenían cáncer, la duración promedio de la lactancia materna era significativamente más larga que entre aquellos que ya habían sido diagnosticados.

La lactancia materna durante un año reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama en un 32%, según el estudio. Si una mujer amamantó a su hijo durante al menos dos años, el riesgo se redujo casi a la mitad. Esta observación es válida incluso para aquellos que inicialmente tenían un alto riesgo debido a la herencia.

Los científicos sugieren que durante la lactancia, el cuerpo de la mujer experimenta cambios hormonales que tienen un efecto beneficioso sobre el tejido mamario. El número de ciclos menstruales también disminuye, lo que significa que se reduce la exposición general a los estrógenos, hormonas que pueden estimular el crecimiento de las células cancerosas.

Por lo tanto, la lactancia materna no sólo implica cuidar la salud del niño, sino también una importante contribución a su propia longevidad y a la reducción de la probabilidad de enfermedades graves. Este proceso natural puede considerarse como una de las formas efectivas de prevenir el cáncer, especialmente en mujeres con predisposición genética.