Cómo superar la adicción a los dulces

El antojo de dulces no es sólo un hábito, sino una verdadera adicción a la que se enfrentan muchas personas. A menudo es difícil parar después de haber comido el último trozo de chocolate o disfrutado el último trozo de pastel. Los dulces se convierten en parte del ritual diario y una velada con una taza de té, dulces y galletas se convierte en una tradición integral.

Aunque algunas personas pueden comer dulces sin dañar su figura, para la mayoría de los golosos, estos placeres no sólo aportan placer instantáneo, sino también kilos de más. Cada año resulta más difícil afrontar las consecuencias. Es importante recordar que a veces basta con renunciar a los postres y tu figura volverá a la normalidad.

Existen muchos métodos para reducir el consumo de azúcar. Una de ellas es eliminar todos los dulces de la vista y no comprarlos para casa. Sin embargo, este método tiene varias desventajas: en primer lugar, es temporal y, en segundo lugar, no es aplicable si en la casa viven otras personas a las que también les encantan los dulces.

Después de haber estado absteniéndose de los dulces durante mucho tiempo, puede resultar tentador comer todos los dulces ocultos a la vez. Y si vas a visitarlos, seguro que te invitarán a una tarta o a unos dulces, y será difícil resistirse. Y si a todos en tu familia o grupo de amigos también les encantan los dulces, entonces evitar las tentaciones se vuelve completamente imposible.

Hay una salida: necesitas desarrollar un fuerte deseo de deshacerte de este hábito y comenzar a entrenar tu fuerza de voluntad. ¿Cómo hacer esto?

Uno de los métodos es el método de habituación gradual. Compra tus dulces favoritos: chocolate, galletas, caramelos, pasteles. Colócalas en un bonito plato y ponlas a tu lado. Puedes hacer cualquier cosa: ver televisión, trabajar, hablar por teléfono. Lo principal es no apartar la vista del plato con la golosina.

Tu tarea será aprender a abstenerte a pesar de la tentación. Cuando tengas ganas de comer algo, detente e imagina que ese dulce producto no te interesa en absoluto. Este método ayuda a desarrollar la fuerza de voluntad y hacer que incluso al ver tus golosinas favoritas puedas mantener la calma.

Naturalmente, los primeros días serán difíciles. Puedes rendirte y derrumbarte, pero no te desanimes. Después de todo, el éxito llega a aquellos que no se rinden. Han pasado unos días y ya sentirás que las ganas de comer dulces se van yendo. El cerebro se acostumbra a nuevas condiciones y el proceso de control se vuelve más fácil.

La eficacia de este método radica en que trabaja sobre la saturación visual. Después de unos días de luchar contra la tentación, el deseo de comer dulces desaparece y el hábito desaparece poco a poco por sí solo.