El té turco no es sólo una bebida, sino una auténtica tradición con un sabor y un aroma únicos. Para prepararlo según todas las reglas, se necesitan dos teteras: una pequeña y otra principal para hervir el agua. Este método de preparación resalta la riqueza del sabor y la astringencia del té.
En primer lugar, vierte agua en la tetera inferior y ponla al fuego. Coloca la tetera encima y añade la infusión seca. Debido al vapor del agua hirviendo, las hojas de té comenzarán a abrirse, conservando su sabor natural.
Cuando el agua esté hirviendo, viértela en la tetera de forma que las hojas queden completamente cubiertas. Deje que la bebida infusione durante 10-15 minutos. La infusión estará lista cuando las hojas de té se hundan hasta el fondo. Esta etapa es la más importante en el consumo de té turco, porque determina la riqueza y el sabor de la bebida final.
Tradicionalmente, el té se vierte en vasos de cristal con forma de tulipán. La cristalería transparente permite apreciar el rico color del té. Se recomienda servirlo con un trozo de azúcar, que cada comensal puede añadir al gusto.
El encanto especial del té turco reside en su versatilidad. Aunque no haya vasos con forma de tulipán, en cualquier otro utensilio esta bebida conserva su acidez y sabor, que ha transmitido la cultura turca de beber té a lo largo de los siglos.
En Turquía, el té no es sólo una bebida cotidiana, sino también un símbolo de hospitalidad. Cualquier turista que haya visitado el país se da cuenta de la generosidad con que los anfitriones ofrecen una taza de té caliente, convirtiéndolo en una parte esencial de la socialización y la relajación. Cuando pruebe el té turco, no sólo degustará su sabor, sino que tocará las ricas tradiciones de Oriente.
e-news.com.ua