A menudo hay una dinámica oculta en las relaciones entre hombres y mujeres que se asemeja a una cacería. Sin embargo, a pesar de objetivos similares, los roles de los cazadores difieren entre los sexos. Una mujer aborda este proceso con un objetivo claro y un hombre con una necesidad instintiva. La diferencia de enfoques crea escenas sorprendentes y a veces dramáticas, donde lo más importante es la capacidad de comprender cuándo y quién manipula los sentimientos.
Una mujer, al entrar al juego, actúa con cálculo. Ella sale a "cazar" sólo cuando tiene confianza en su objetivo y está lista para conseguirlo. El resultado es importante para ella, y tan pronto como atrapan a la víctima, comienza a calmarse y continúa creando una atmósfera cómoda para su vida futura. En este momento termina la caza y lo que queda por delante es la creación de confort y calidez. Sin embargo, algunas mujeres, incluso habiendo recibido lo que necesitan, siguen controlando la situación, mostrando levemente quién manda. Este control puede manifestarse a través del coqueteo para poner a prueba tu atractivo o para apoyar tu intuición.
Los hombres comienzan su búsqueda en cualquier momento, tan pronto como algo interesante les llama la atención, ya sea una mujer en la oficina o en la calle. Para ellos, la caza no es sólo un medio, sino parte del proceso de la vida. Los hombres pueden ser de dos tipos: cazadores conscientes que disfrutan del proceso y siguen las reglas, y cazadores instintivos que actúan de forma espontánea y a menudo pierden en la lucha por la atención de una mujer.
Las dificultades en las relaciones con los hombres aparecen cuando un cazador consciente ve a una mujer como un objetivo temporal. Para él, las relaciones pueden ser sólo un juego y los sentimientos pueden ser parte de una estrategia. Una mujer, a su vez, no siempre está dispuesta a comprender que esta persona puede no estar preparada para un compromiso a largo plazo. Ella cree en sus palabras y promesas, pero no siempre puede ver la verdad oculta. Esta situación duele cuando la realidad resulta estar alejada de las expectativas románticas.
Sin embargo, a pesar de conocer este mecanismo, las mujeres siguen cayendo en las trampas de cazadores experimentados. Estos hombres tienen un excelente dominio de la psicología y saben cómo explotar las debilidades de la naturaleza femenina. A esto se suma una apariencia brillante y la capacidad de llamar la atención. A menudo, una mujer no quiere admitir que es una de muchos, porque la vanidad juega su papel y ella nuevamente lo sigue. Esto se convierte en la clave para otro “juego”, donde una mujer sucumbe a los sentimientos o decide dejar intacto su orgullo, pero en cualquier caso este conflicto interno no se puede evitar.
Si una mujer decide decir categóricamente "no", esto puede despertar el interés del cazador. Buscará oportunidades para ganársela, lo que en ocasiones desemboca en una relación seria. Sin embargo, es importante recordar que tales relaciones pueden resultar no sólo en felicidad, sino también en problemas. Una mujer, al emprender este camino, debe estar preparada para la incertidumbre, porque el cazador siempre puede encontrar un nuevo objetivo si no siente estabilidad.
Y si una mujer decide no luchar contra el cazador, sino seguir sus reglas, puede utilizar su afición a su favor. Al aceptar su naturaleza, ella controlará la situación, permitiéndole seguir buscando “presas” en su persona. En tal dinámica, lo principal es mantener el equilibrio y utilizar su naturaleza a su favor.
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