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A menudo, después de un entrenamiento intenso, los músculos duelen tanto que incluso realizar tareas cotidianas sencillas se convierte en un reto. Sin embargo, hay varias formas de ayudar al cuerpo a recuperarse más rápidamente y reducir el dolor.
El primer paso para vencer el dolor muscular es comprender sus causas. Si el dolor no desaparece durante mucho tiempo, hay que ponerse en contacto con un entrenador para ajustar el programa de entrenamiento o eliminar determinados ejercicios.
El calentamiento previo al ejercicio y los ejercicios de relajación posteriores contribuirán a aumentar la elasticidad muscular y reducir el riesgo de dolor.
Una ducha o baño caliente después del entrenamiento ayuda a mejorar la circulación y a relajar los músculos, lo que también puede reducir la intensidad del dolor.
Mantenga una hidratación adecuada bebiendo al menos 1,5 litros de agua al día para prevenir la inflamación muscular.
Una nutrición adecuada desempeña un papel clave en la recuperación muscular. Incluya alimentos proteicos en su dieta para ayudar a regenerar el tejido muscular, y coma frutos secos o plátanos después del ejercicio para llenar las reservas de energía.
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