El secreto de una piel joven y cuidada a veces reside en cosas sencillas. Estrechar los poros, limpiar el rostro y rejuvenecer la piel: todo esto es posible gracias al uso de mascarillas especiales. Las mascarillas no sólo son un procedimiento agradable, sino también una forma eficaz de hidratar, suavizar y limpiar la piel en profundidad. Si se utilizan con regularidad, proporcionan a la piel un brillo saludable. Todas las mascarillas se dividen en varios tipos: limpiadoras, hidratantes, nutritivas y tonificantes, y la elección de una u otra depende del tipo de piel.
Para potenciar el efecto de la mascarilla, se recomienda vaporizar previamente la piel bajo la ducha o con un baño de vapor durante 10 minutos. Se pueden utilizar decocciones de hierbas: para piel normal - melisa, menta, manzanilla; para piel seca - perejil, pétalos de rosa; para piel grasa - salvia, lavanda. La mascarilla debe aplicarse en toda la superficie de la cara, evitando la zona alrededor de los ojos. Al principio del procedimiento basta con 15 minutos, pero a medida que se acostumbra la duración puede aumentarse a 30 minutos.
Mascarillas para piel normal:
Mascarilla de fresa y yogur: Triturar 3-5 fresas y mezclar con 1 cucharada de almendras molidas. Diluir con yogur natural hasta obtener la consistencia de una crema agria espesa. Las fresas y el yogur ayudarán a blanquear, limpiar y suavizar la piel.
Mascarilla con harina de avena y miel: Mezclar 1 cucharadita de miel líquida con copos de avena triturados hasta obtener la consistencia de una crema agria espesa. Añade unas gotas de zumo de limón. Esta mascarilla suavizará y alisará la piel, proporcionando una ligera exfoliación.
Mascarilla de zanahoria: Ralle una zanahoria pequeña con un rallador fino, añada la clara batida de un huevo y agregue harina de avena o de trigo. La mascarilla cierra los poros, proporciona a la piel un ligero bronceado y la enriquece con vitaminas.
Mascarillas para pieles secas
Mascarilla de aloe y miel: Toma una cucharadita de pulpa de aloe, añade una yema de huevo, una cucharadita de miel calentada y bate. Añada leche en polvo hasta obtener la consistencia de una crema agria espesa. Esta combinación de aloe y miel es ideal para hidratar y suavizar la piel seca.
Mascarilla de levadura y crema agria: Muele 1 cucharada de levadura fresca y mézclala con 1 cucharada de crema agria. Aplicar sobre la piel. Esta mascarilla nutre y suaviza la piel.
Mascarilla de cuajada: Mezclar 2 cucharaditas de cuajada con 1 cucharadita de zumo de perejil (alivia la hinchazón) o té fuerte (mejora el cutis), añadir media cucharadita de aceite de pescado y unas gotas de vitamina E. La mascarilla crea el efecto de una piel "resplandeciente", alivia la sequedad y la descamación.
Mascarillas para pieles grasas
Mascarilla de miel y zumo de limón: Mezcla miel y zumo de limón a partes iguales. Por la mañana, ANTES de lavarse la cara, aplíquese la mascarilla durante 5-10 minutos y después lávese la cara como de costumbre. La mascarilla refresca, blanquea y elimina el brillo graso durante todo el día.
Mascarilla de arcilla: Mezclar 1 cucharada de miel y 2 cucharadas de arcilla verde o marrón, añadir 1-2 cucharadas de agua para hacer una masa espesa. Mantén la mascarilla hasta que se seque por completo y después aclárala con agua tibia. La mascarilla extrae las impurezas de los poros, alisa y tonifica la piel.
Mascarilla de levadura: Mezclar 1 cucharada de levadura fresca y 1 cucharadita de bicarbonato de sodio. Diluir con kéfir hasta obtener la consistencia de una crema agria espesa. No es necesario esperar a que la mascarilla se seque. La levadura es rica en vitamina B y es estupenda para limpiar los poros, mientras que el bicarbonato alivia la inflamación.
Para conseguir y mantener los mejores resultados, es necesario cuidar la piel con regularidad, al menos 2-3 veces por semana. Las mascarillas son una forma fácil y asequible de conseguir una piel sana y resplandeciente.