Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer está expuesto a un mayor estrés y sus necesidades de vitaminas y minerales aumentan significativamente. Una deficiencia de sustancias vitales puede afectar no sólo la salud de la futura madre, sino también la formación adecuada de los órganos y sistemas del feto. Por eso los médicos recomiendan empezar a tomar complejos de vitaminas y minerales incluso antes del embarazo, al menos tres meses antes, continuar durante todo el periodo de espera y, posteriormente, durante la lactancia.
Cada vitamina y microelemento desempeña su función clave en el organismo de una mujer embarazada. Por ejemplo, la vitamina A es importante para el desarrollo del sistema visual, la piel y el tejido nervioso del feto. También ayuda a mantener el buen estado del cabello, las uñas y la piel de la futura mamá. Sin embargo, el zinc es necesario para la absorción de la vitamina A, por lo que es importante mantener un equilibrio entre los micronutrientes.
La vitamina D es una ayuda indispensable en la formación del sistema esquelético del bebé y en la prevención del raquitismo. También regula los niveles de calcio y fósforo, que son importantes para la función cardíaca y la fortaleza de los huesos en las mujeres. Y la vitamina C, especialmente en combinación con la vitamina E y el selenio, actúa como un poderoso antioxidante, reforzando la inmunidad y protegiendo las células de las toxinas. También ayuda al cuerpo a absorber hierro, que a su vez es necesario para la formación de hemoglobina y el suministro completo de oxígeno a los tejidos.
Las vitaminas B no son sólo elementos responsables del metabolismo. Ayudan a prevenir la toxicosis, la anemia, participan en la síntesis de proteínas y hormonas y también apoyan el funcionamiento del sistema nervioso. El ácido fólico y la vitamina B12 son especialmente importantes: su deficiencia puede provocar graves trastornos del desarrollo del tubo neural en el feto.
Los minerales no son menos importantes. El hierro es esencial para la sangre, el calcio para los huesos y la inmunidad, el magnesio para mantener la energía y la función cardíaca. El yodo, que forma parte de las hormonas tiroideas, es especialmente importante desde los primeros días del embarazo: afecta al desarrollo mental del niño, al crecimiento y al funcionamiento general del organismo. El cobre, el fósforo y el zinc también juegan papeles importantes en la formación de la inmunidad, la piel, los huesos y los procesos metabólicos.
Afortunadamente, hoy en día las farmacias ofrecen una variedad de complejos de vitaminas y minerales equilibrados diseñados específicamente para mujeres embarazadas. Sin embargo, no debe seleccionarlos usted mismo, sino bajo la supervisión de un médico. Evaluará el estado del cuerpo, tendrá en cuenta las características de la glándula tiroides y otros matices individuales para seleccionar la composición adecuada, que se convertirá en un apoyo confiable para la salud de la madre y el futuro bebé.
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