Todos los padres se enfrentan alguna vez a una situación en la que un niño empieza a utilizar palabras malsonantes u obscenas. A menudo ocurre bajo la influencia de compañeros, programas de televisión o incluso adultos. Es importante reaccionar correctamente en estos casos para que el niño se dé cuenta de que ese tipo de lenguaje es inaceptable.
En primer lugar, es importante mantener la calma. Cuando un niño dice una «mala» palabra por primera vez, no hay que reaccionar con violencia. Si los padres empiezan a gritar o a reaccionar de forma exagerada, el niño puede pensar que esas palabras son una buena forma de llamar la atención. Al mismo tiempo, estas situaciones no deben ignorarse. Si no le muestras a tu hijo que lo que dice es inaceptable, seguirá esperando a que reacciones.
Es importante explicarle que esas palabras son inapropiadas y que los niños buenos no las usan. En su lugar, puedes proponerle una actividad más interesante o hablar de otro tema. Por ejemplo, pregúntele qué le ha hecho feliz durante el día o sugiérale que vean juntos sus dibujos animados favoritos.
Establezca una relación de confianza con su hijo. Hable con él y averigüe dónde oyó esas palabras. Puede haber ocurrido en la guardería, en la calle o de boca de un adulto. Intente controlar el entorno de su hijo, reduciendo al mínimo el contacto con fuentes de lenguaje grosero.
Si las explicaciones no ayudan, puedes introducir un sistema de premios y castigos. Por ejemplo, por cada palabra grosera, el niño pierde la oportunidad de hacer su actividad favorita: en vez de dibujos animados, limpiar o hacer los deberes. Y por el buen comportamiento, por el contrario, merece la pena elogiarlo y animarlo: puede ser un juguete pequeño, un caramelo o tiempo adicional para juegos.
Para los niños más sensibles, puedes utilizar el método asociativo. Explícale que las buenas palabras hacen a una persona más amable, inteligente y atractiva, mientras que las groserías, por el contrario, pueden alejar a los amigos. Este método ayuda al niño a pensar en las consecuencias de sus palabras.
Si un niño utiliza una palabra grosera en presencia de otros, es importante disculparse con calma ante los demás e intentar desviar la atención del niño. Los niños suelen decir palabrotas para llamar la atención de los adultos. Demuéstrele a su hijo que recibirá su atención cuando se porte bien.
Cada niño es único, y los motivos del lenguaje indeseado pueden ser diferentes: querer llamar la atención, protestar o incluso imitar a los adultos. Observa atentamente el comportamiento de tu hijo para ver cuál es la causa. Sólo reconociendo la causa podrá ayudar a su hijo a superar este problema y desarrollar una actitud respetuosa hacia el habla y los demás.