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La cromoterapia, el arte de la terapia con colores, gana cada día más adeptos. Siglos de historia demuestran que los colores tienen un enorme impacto en nuestra salud física y mental. Pueden inspirar, calmar y restablecer el equilibrio del organismo. No es de extrañar que la cromoterapia se esté convirtiendo en un método de tratamiento cada vez más solicitado.
Para muchos, los colores han sido durante mucho tiempo la clave de la armonía y el bienestar. Culturas antiguas como la egipcia y la griega utilizaban los colores y la luz en la construcción, pues creían en sus propiedades curativas. En China y la India, los colores formaban parte de la medicina nacional y de la práctica del Ayurveda, donde se consideraba que el tratamiento equilibraba todo el cuerpo.
En la medicina occidental, la cromoterapia empezó a llamar la atención en el siglo XIX. A partir de entonces empezó a utilizarse con fines terapéuticos. Científicos como el físico indio Dinshah Ghadiali y el estadounidense Harry Riley Spitler realizaron importantes aportaciones al desarrollo del método. Sus trabajos sirvieron de punto de partida para las técnicas modernas de tratamiento.
En el siglo XXI, la cromoterapia sigue atrayendo la atención y se encuentra en la cima de su popularidad. En Estados Unidos y Europa se utiliza ampliamente como complemento de la medicina tradicional. Hoy en día, este método de tratamiento es cada vez más diverso y accesible a un amplio abanico de pacientes. Médicos y pacientes descubren juntos nuevas posibilidades de la energía cromática en la lucha por la salud.
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