El vínculo inusual entre el estado emocional y los niveles de presión arterial

Se sabe desde hace mucho tiempo que el estrés y la ansiedad provocan un aumento de la presión arterial. Sin embargo, investigaciones recientes realizadas por científicos noruegos han refutado este estereotipo. Con base en los datos obtenidos, los expertos llegaron a la conclusión de que las emociones y las experiencias, por el contrario, pueden contribuir a una disminución de la presión arterial.

La investigación se realizó entre más de 17 mil personas y duró más de 20 años. Los científicos monitorearon de cerca la salud mental de los participantes, así como los cambios en su presión arterial. Resultó que en las personas que a menudo experimentan situaciones estresantes y ansiedad, la presión sistólica disminuye con el tiempo.

Lo que es especialmente interesante es que aquellos que tenían una personalidad más nerviosa y ansiosa tuvieron su presión arterial bajando más rápidamente. Mientras que en las personas con un temperamento más tranquilo y equilibrado este proceso se produjo más lentamente. Los participantes propensos a preocuparse tenían menos probabilidades de sufrir hipertensión, lo que fue un hallazgo inesperado para los científicos.

Este hallazgo desafía la sabiduría convencional sobre cómo el estrés afecta la salud. Los médicos siempre han afirmado que el estrés aumenta la presión arterial, pero este estudio encontró lo contrario. Por supuesto, los científicos aún no pueden explicar exactamente por qué los estados de ansiedad conducen a una disminución de la presión arterial, pero el hecho mismo de esta conexión es interesante y requiere más estudios.

En los próximos meses, los científicos planean realizar estudios adicionales para comprender mejor los mecanismos detrás de este fenómeno. Quizás los datos obtenidos ayuden a dar una nueva mirada al tratamiento de las enfermedades asociadas con la presión arterial.

Sin embargo, este hecho resalta la importancia de tener en cuenta las características individuales de cada persona, su estado psicológico y su carácter, y no sólo los parámetros físicos, a la hora de evaluar los riesgos para la salud.