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La mañana es el momento de activar el organismo, y un despertar adecuado desempeña un papel clave en este proceso. El especialista Sergei Bubnovsky aconseja no precipitarse a la actividad física inmediatamente después de despertarse.
En su lugar, comience el día con un ligero estiramiento para preparar los músculos y las articulaciones para el movimiento. Así evitará los dolores y la fatiga que suelen aparecer tras una noche de sueño.
Incorpore algunos ejercicios sencillos a su rutina matutina: bombee los tobillos, las rodillas, las caderas y, por supuesto, no olvide la columna vertebral. Los movimientos suaves ayudarán a aliviar la rigidez matutina y a mejorar la movilidad de las articulaciones.
Después de estirar, conviene darse una ducha de contraste. Empezando con agua caliente y pasando gradualmente a agua fría, puedes estimular la circulación sanguínea y tonificar los vasos.
Este enfoque le ayudará a cargar el cuerpo de energía para el día, aliviar los dolores articulares y de espalda y mejorar el tono general del cuerpo.
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