El sueño profundo y de calidad desempeña un papel importante en el proceso de la pubertad, especialmente durante sus primeras etapas. La adolescencia es un periodo de cambios activos a medida que el cuerpo se prepara para continuar la reproducción, y las alteraciones del sueño pueden ralentizar o incluso afectar al curso de estos cambios. Sin embargo, ¿cómo saber si su hijo descansa lo suficiente? La respuesta a esta pregunta requiere prestar atención a muchos factores, entre ellos la duración y la calidad del sueño.
El proceso de desarrollo sexual de cada persona es diferente y comienza a edades distintas. En el caso de las chicas, suele producirse entre los 8 y los 13 años, y en el de los chicos un poco más tarde, entre los 9 y los 14 años. Sin embargo, no se puede predecir el momento exacto de la pubertad, ya que depende de muchos factores. Los más importantes son la predisposición genética, la nutrición, el entorno e incluso las condiciones sociales. Sin embargo, estudios recientes demuestran que la duración y la calidad del descanso nocturno son igual de importantes.
Durante la pubertad, se activan las hormonas que regulan todos los procesos más importantes del organismo. Esto es especialmente cierto en el caso de la corteza cerebral, que desempeña un papel clave en los cambios asociados al desarrollo adolescente. Y aunque las hormonas empiezan a actuar desde el principio del sueño, es el sueño profundo el que resulta ser el más importante para poner en marcha todos los mecanismos necesarios.
El sueño profundo, a diferencia de otras fases, no sólo favorece la recuperación, sino que también desencadena la producción de hormonas responsables de la pubertad. Los estudios han demostrado que la fase de sueño profundo activa la producción de la hormona luteinizante (LH), que desempeña un papel importante en la producción de testosterona en los niños y de ovulación en las niñas. Este descubrimiento confirma que la calidad del sueño tiene un impacto directo en la aparición a tiempo de la pubertad.
Los sueños que nos visitan en la fase REM no son tan vívidos y a menudo no podemos recordarlos. Sin embargo, es importante recordar que es entonces cuando se liberan las hormonas que afectan al sistema reproductor. Y aunque este proceso parezca algo que ocurre en segundo plano, en realidad tiene una enorme repercusión en el desarrollo posterior del adolescente.
Para mantener un desarrollo sexual normal en los niños, es necesario prestar atención a su régimen de sueño. Un descanso de calidad y prolongado contribuye a la normalización del fondo hormonal y mantiene el equilibrio general en el organismo del adolescente. Por lo tanto, es importante crear las condiciones para que su hijo duerma lo suficiente y profundamente, lo que, a su vez, le ayudará a pasar por todas las etapas de la pubertad con las mínimas dificultades.
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