En los últimos años, las alcaparras vuelven a atraer la atención de gourmets y cocineros, apareciendo a menudo en las combinaciones más inesperadas. Por ejemplo, esta flor salada podría devolver los puestos perdidos en la tradicional ensalada «Olivier». Y aunque hoy en día en las estanterías de las tiendas abundan las alcaparras verdes, entendamos en detalle qué es y con qué se come este sabroso producto.
Las alcaparras son los capullos florales de la planta Capparis spinosa, que se suelen encurtir o salar. Su tamaño no suele superar 1 cm de diámetro, y su característico sabor ácido con un toque picante hace de las alcaparras un condimento ideal para diversos platos. La historia de su uso se remonta a miles de años atrás, e incluso se encuentran referencias a ellas en la Epopeya de Gilgamesh. Este producto era uno de los favoritos en la antigua Grecia y Roma, y el nombre de «alcaparra» se asocia a la isla griega de Chipre, de donde, según una leyenda, la planta obtuvo su nombre.
Hoy en día, las alcaparras se cultivan en varias partes del mundo, incluida la costa sur de Crimea. El cultivo de la alcaparra es un proceso intensivo en mano de obra, similar a la viticultura. Los capullos se recogen a mano, y un arbusto puede producir hasta 3 kg de capullos. Pero el proceso de encurtido o salazón lleva tiempo: el producto acabado sólo puede degustarse al cabo de unos meses. Además de los cogollos, las hojas jóvenes también se utilizan para encurtir o como ingrediente en ensaladas.
Los beneficios de las alcaparras van mucho más allá de la cocina. Estas florecillas son ricas en vitaminas A, C y K, así como en minerales como calcio, magnesio, hierro y yodo. En medicina popular, las alcaparras se utilizan para estimular el apetito, fortalecer el sistema nervioso e incluso para curar heridas. Una decocción de las raíces y ramas de esta planta ayuda con las enfermedades hepáticas y renales, y el zumo de las flores es un excelente remedio para las inflamaciones.
Desde el punto de vista gastronómico, las alcaparras son ideales para sopas, ensaladas, pastas e incluso segundos platos. Combinan bien con pescados, mariscos, carnes y también pueden ser un buen complemento para ensaladas de verduras o pasta. Pueden añadirse a la salsa de tomate, a los aliños o incluso utilizarse en la ensalada vietnamita con arroz y pistachos, donde su sabor ácido armoniza a la perfección con las notas cítricas.
Así que no hay que olvidarse de las alcaparras: no sólo pueden dar un toque picante a los platos, sino que también aportan muchas sustancias útiles al organismo. Lo principal es recordar la medida y la variedad, porque este producto en pequeñas cantidades puede resaltar la verdadera sofisticación de cualquier plato.