Terapia: el camino hacia la armonía interior

Las palabras "pensamientos" y "músculos" no son una coincidencia. Ambos conceptos están estrechamente relacionados en nuestro cuerpo. A primera vista, es obvio: el cerebro controla los movimientos enviando señales que hacen que los músculos se contraigan. Pero el patrón real de interacción entre cerebro y músculo es mucho más complicado. Los psicólogos han demostrado que los músculos registran escenarios de comportamiento que se forman desde la infancia cuando aprendemos a caminar y explorar el mundo. El cerebro programa las fibras musculares, minimizando el número de operaciones y aliviando parte de la carga.

Es fácil aprender tus guiones. Levántate, relájate y mira cómo te comportas. Si estás en pie, eso significa que estás tomando la realidad e interactuando activamente con ella. Si están en los talones, tienden a alejarse y tomar una posición contemplativa. Y si estás en tus dedos, tienes miedo del mundo y no interactúas con él.

Pero incluso si no te encuentras la opción más cómoda, no desesperes. Todo puede ser cambiado. Nuestro pensamiento y músculos están conectados. El pensamiento se transforma - cambia el comportamiento. O viceversa: el cuerpo dice cómo moverse, y siguiendo esto cambia la percepción mental del mundo.

Desde la infancia nos enseñaron a pensar correctamente, pero internamente no siempre aceptamos estas suposiciones. Gradualmente, el modo de vida se refleja en la postura, la plasticidad y la forma de hablar. Algunos incluso lo tienen en forma de enfermedades crónicas. Los psicólogos sugieren que usted mire su cuerpo, sienta qué movimientos desea hacer y cómo afectan su estado mental y bienestar general.

Se puede sentir en la danza plástica espontánea, que es terapia artística. No es solo un entrenamiento psicológico, sino también una forma de divertirse, corregir la postura, apretar la figura y sentirse bien. A primera vista, la danza plástica es una mezcla de ballet clásico, danzas indias, flamenco, yoga y artes marciales orientales.