Antes solíamos recurrir a una taza de café para llenarnos de energía. Sin embargo, las tendencias modernas están cambiando a favor de las bebidas energéticas ya preparadas, que se pueden comprar en todas partes, en cualquier tienda.
Echemos un vistazo a la etiqueta y veamos qué contiene exactamente cada una de estas latas de metal.
Estimulantes: cafeína, así como extractos de plantas como el guaraná y el ginseng, que tienen un efecto tónico sobre el sistema nervioso.
Hidratos de carbono: Componentes energéticos como la glucosa y la sacarosa, que son una fuente de energía.
Estimulantes metabólicos: Vitaminas del grupo B y sustancias similares, como la taurina, que estimulan el metabolismo.
Aromas y aditivos: para mejorar el sabor y el aspecto.
Las bebidas energéticas pueden proporcionar una explosión de energía a corto plazo, activando los recursos internos de una persona. Sin embargo, es importante recordar que los recursos humanos no son ilimitados, y un consumo excesivo de este tipo de bebidas puede acarrear consecuencias negativas. Un consumo constante puede causar fatiga, aceleración del ritmo cardíaco, aumento de la tensión arterial, insomnio e incluso depresión.
Todas las bebidas energéticas contienen cafeína o sus extractos vegetales, como el guaraná. Una lata puede contener hasta 90 mg de cafeína, lo que equivale a 100 ml de café fuerte.
La cafeína y los extractos de plantas pueden ser peligrosos para las personas con hipervigilancia o enfermedades cardiovasculares. También pueden afectar negativamente al tracto gastrointestinal, provocando la exacerbación de úlceras y gastritis.
Las bebidas energéticas no son una fuente de vitaminas y pueden acarrear consecuencias indeseables para la salud.
También existen bebidas energéticas especializadas para deportistas conocidas como isotónicas. No contienen cafeína ni guaraná, sino que están enriquecidas con el-carnitina, que ayuda a quemar grasas y a reparar los músculos después del entrenamiento.
Recuerde que el consumo de bebidas energéticas debe ser limitado. No se recomienda consumirlas más de dos veces por semana y no más de 0,5 litros al día para evitar consecuencias negativas para la salud.