Cuando una relación recién comienza, ambos socios intentan mostrar su mejor lado. Sin embargo, después de un tiempo, empezamos a comprender que nuestro elegido no es tan ideal como parecía al principio. Algunas deficiencias empiezan a irritarle y entonces surge la pregunta: ¿es posible reeducarlo? ¿Vale la pena intentar cambiar a un hombre, sus hábitos y su comportamiento, para que sea “ideal” para nosotros? ¿O es esta una idea inútil?
Hay muchos ejemplos en los que una mujer intentó reeducar a un hombre. Por ejemplo, Katya, de 25 años, cuenta cómo intentó acostumbrar a su novio a ordenar. Constantemente dejaba cosas fuera de lugar, lo que la molestaba mucho. Después de que ella comenzó a esconder sus cosas y observar su pánico, el hombre mismo comenzó a restablecer el orden. Esta experiencia, afirmó, demostró que la reeducación es posible, pero sólo si el hombre está abierto al cambio.
Pero la historia de Alina, de 28 años, demuestra que las cosas no siempre son tan sencillas. Intentó cambiar a su hombre, que era tan tacaño que incluso discutía por pequeñas cantidades en la tienda. A pesar de sus intentos de explicarle que el dinero no es lo más importante en la vida, él siguió comportándose de la misma manera. Al final, se fue porque se dio cuenta de que esos hábitos no se podían cambiar. Su experiencia demuestra que, en algunos casos, reeducar a un hombre no sólo es difícil, sino también inútil.
La psicóloga Ekaterina Prishchepa explica que es imposible reeducar a un hombre adulto. Entre los 18 y los 20 años, la personalidad de una persona está completamente formada y los cambios se vuelven extremadamente difíciles, si no imposibles. Por supuesto, una persona puede desarrollarse, descubrir nuevos lados de su carácter, pero esto es más bien una expansión de capacidades que un cambio radical en su esencia interior. Los hombres, al igual que las mujeres, rechazan las críticas, especialmente si tienen como objetivo intentar cambiar sus hábitos.
La psicología de los hombres es diferente a la de las mujeres y, a menudo, no podemos entendernos. A veces no deberías intentar reeducar a tu pareja, pero es mucho más útil intentar comprender sus motivos y puntos de vista. Si un hombre no está dispuesto a cambiar, quizás deberías aceptarlo tal como es, con sus hábitos y defectos.
En lugar de intentar cambiar a tu pareja, puedes buscar compromisos. A veces, para que las relaciones sean más armoniosas, basta con concesiones mutuas. Lo principal que ayuda en este proceso es el amor. Cuando amamos a una persona, nos resulta más fácil aceptar sus defectos y encontrar formas de existir juntos. Y si somos amados, entonces estamos dispuestos a cambiar por el bien de otro. Como dijo Carl Gustav Jung: “El encuentro de dos personalidades es como el contacto de dos sustancias químicas: ante la más mínima reacción, ambos elementos cambian”.
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