Cómo no hacerse daño al comprar verduras tempranas

25 май, 12:28

Los mercados de primavera nos atraen con los brillantes colores de las verduras frescas. Las zanahorias jóvenes, los pepinos brillantes, las hierbas aromáticas y los rábanos parecen especialmente apetecibles tras la abundancia invernal de productos en conserva y congelados. Sin embargo, las atractivas apariencias esconden a menudo riesgos que conviene tener en cuenta al comprar una cosecha temprana. La seguridad debe ser lo primero, sobre todo si se compran productos para toda la familia.

El principal peligro de la primavera temprana son los nitratos. Los productores sin escrúpulos añaden fertilizantes en altas dosis para acelerar el crecimiento de las hortalizas. Los nitratos pueden acumularse en las frutas y en el cuerpo humano, provocando intoxicaciones, dolores de cabeza, debilidad e incluso enfermedades crónicas. Para reducir el daño, es aconsejable no sólo lavar bien las verduras, sino también remojarlas en agua fría y, a veces, quitarles algunas partes: por ejemplo, la piel de los pepinos y el corazón de las coles.

Hay que tener especial cuidado con las verduras de hoja verde. El perejil, el eneldo y la lechuga parecen inofensivos, pero a menudo contienen la máxima cantidad de sustancias nocivas. Si las hojas tienen un aspecto verde demasiado brillante e idéntico, lo más probable es que hayan sido cultivadas en ayunas con adición de productos químicos. Dé preferencia a las verduras de aspecto natural: con hojas desiguales, sin brillo pronunciado ni olor acre.

Las patatas jóvenes gustan especialmente a los compradores. Pero su aparición temprana en la venta debe ser cauteloso. Asegúrese de prestar atención al país de origen. Las patatas importadas, sobre todo si están verdes o húmedas al tacto, pueden contener solanina, una sustancia tóxica. Es mejor elegir patatas de productores locales, probadas a lo largo del tiempo, con una piel densa y un crujido característico al prensarlas.

A la hora de almacenar y cocinar, las verduras también tienen sus propias sutilezas. Tras la compra, es necesario retirar inmediatamente todas las partes sospechosas de la fruta, especialmente aquellas en las que puedan concentrarse nitratos. Es útil remojar muchas verduras en agua fría o incluso escaldarlas ligeramente antes. Si hierve verduras, es mejor escurrir la primera agua después de hervirlas, ya que contendrá parte de las sustancias nocivas.

Y, por supuesto, no te olvides de las verduras congeladas o del año pasado: suelen ser más seguras que las de principios de primavera. Es mejor esperar a la temporada de cosecha natural que arriesgar la salud cediendo a envoltorios y apariencias de colores chillones. La prudencia y la sensatez son los mejores aliados de la alimentación.


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