¿Qué es más importante para las mujeres: la comida o la intimidad?

Científicos británicos han llegado a una interesante conclusión: el 54% de las mujeres piensa más a menudo en la comida que en el sexo. Este dato puede parecer sorprendente, pero tiene una explicación bastante lógica. No es sólo la afición a los placeres gastronómicos, sino también el hecho de que la satisfacción psicológica y fisiológica de la comida suele ser más accesible que la de la intimidad.

Un estudio realizado con 1.300 mujeres descubrió que un tercio de ellas pasa más tiempo pensando en la dieta y la nutrición que en sus amantes. Esto podría deberse a los modernos cánones de belleza y a las presiones sociales para que las mujeres se preocupen constantemente por su aspecto. En la búsqueda del cuerpo perfecto, algunas incluso sienten más remordimiento por las calorías de más ingeridas que por engañar a su pareja.

Investigadores estadounidenses confirmaron conclusiones similares. Descubrieron que muchas mujeres preferirían renunciar a su vida sexual en favor del autocuidado, la relajación y la meditación. Esto no significa que la intimidad haya perdido su valor, pero en condiciones de estrés y fatiga constantes, las mujeres pueden dar prioridad a aquellas cosas que les aportan paz y una sensación de control sobre la situación.

Sin embargo, el alejamiento de la intimidad es temporal. Es importante que una mujer se sienta segura de sí misma y bien cuidada para poder disfrutar realmente de la intimidad. Después de dedicarse tiempo a sí misma, reponer recursos internos y disfrutar de sus actividades favoritas, el deseo de intimidad puede hacerse más vivo y consciente.

Además, conviene tener en cuenta que la calidad de las relaciones íntimas no desempeña el menor papel. Si una mujer recibe suficiente emoción, atención y placer de su pareja, sus prioridades pueden cambiar. Quizá no sea la comida lo que relega el sexo a un segundo plano, sino la falta de sensaciones vívidas en la propia intimidad.

Así, el apego a la comida o al cuidado personal no son competidores del sexo, sino factores de equilibrio en la vida de una mujer. Cuando todos los aspectos están satisfechos, ella tiene una armonía que le permite disfrutar tanto de la comida como de la intimidad.