Los sentimientos del recién nacido: sumergirse en el maravilloso mundo de la infancia

La magia del momento del nacimiento trae consigo experiencias asombrosas para el pequeño que acaba de nacer. Las últimas investigaciones científicas revelan los secretos de lo que ve, oye, siente y percibe un recién nacido.

La visión del recién nacido: primeros atisbos de un mundo desconocido

Desde que nace, un bebé tiene una percepción única del mundo a través de su joven visión, aunque sus ojos lo ven todo 20 veces menos nítidamente que los de un adulto. Las primeras semanas de vida del bebé van acompañadas de imágenes borrosas, pero puede distinguir las formas de los objetos, sobre todo los que están cerca de su cara. Esta interesante propiedad se debe al instinto natural de volverse hacia la cara de la madre.

Curiosamente, los bebés de 5 a 7 días están más atentos a las formas complejas y a los objetos en movimiento. Aunque los primeros días pueden dar la impresión de tener los ojos rasgados, esto se debe a una falta de coordinación de los músculos oculares, que se corrige con el tiempo.

El bebé también es excelente distinguiendo colores básicos como el azul, el verde, el amarillo y el rojo, y sus movimientos oculares son cada vez más parecidos a los de un adulto.

La audición del recién nacido: las primeras melodías de la vida

La singularidad de la audición del recién nacido se manifiesta en el hecho de que está más desarrollada que la visión, debido a que el bebé ya oía en el útero los sonidos del mundo que le rodeaba. Los bebés no sólo son capaces de percibir sonidos, sino también de distinguirlos por su tono.

Muestran un afecto especial por los sonidos del habla humana, sobre todo por la voz de la madre. Ya desde los primeros minutos de vida reconocen su voz y se sienten seguros. Jugar con diferentes sonidos puede estimular su interés y desarrollar su oído.

El sentido del gusto y el olfato del recién nacido: primeras impresiones del mundo de los sabores y los olores

Los recién nacidos distinguen entre sabores, pudiendo diferenciar entre dulce, ácido, salado y amargo. Curiosamente, su respuesta a los distintos sabores puede expresarse a través de expresiones emocionales como el agrado o el desagrado.

Es importante señalar que los bebés ya desde las primeras horas de vida desarrollan activamente la sensibilidad a los olores. Reaccionan ante olores agradables o desagradables, lo que pone de manifiesto su asombrosa percepción del mundo que les rodea.

Experimentar el mundo a través del tacto: caricias y cuidados suaves

Los recién nacidos son extremadamente sensibles al contacto físico. Muchas caricias y momentos tiernos con los padres contribuyen a un desarrollo saludable. Los estudios demuestran que los bebés a los que se coge mucho en brazos muestran un mayor nivel de desarrollo intelectual.

Los primeros meses de vida del bebé son una época de formación activa de sus sentidos y sentimientos. Sus capacidades únicas para percibir el mundo crean una base asombrosa para su desarrollo futuro.